-Más de 480 millones de pesos
-Se dará a conocer documental que explica lo que se hizo
-PRD sin registro local en 15 estados
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Raúl Hernández Moreno
El próximo uno de mayo, el gobierno municipal dará a conocer un documental en el que se explicará todo lo que se hizo en el 2022 y parte de este 2023, en materia de drenajes domésticos y pluviales.
En la rehabilitación de estos drenajes se invirtieron 480 millones de pesos. Es una inversión sin precedentes y un trabajo gigantesco que generó, y seguirá generando, molestias entre la ciudadanía por el cierre temporal de calles.
Son obras que se requerían pues algunas tuberías tenían una antigüedad de 50 años e incluso ya no existía en muchos tramos, con lo cual se generó el riesgo de que el suelo colapsara y surgiera un socavón.
Como las tuberías están enterradas, son obras que no lucen y hay administraciones que no quieren hacerlo; prefieren obras que se presten para la foto.
Lo cual nos recuerda que en el trienio de Benjamín Galván Gómez se caía en el ridículo de entregar una media cartilla militar o un medicina genérica con un valor de 20 pesos, en un acto protocolario en la Sala de Cabildos y días después al ciudadano se le enviaba una fotografía recibiendo la “valiosa” ayuda de manos del alcalde.
Más que la foto, la ciudadanía quiere obras útiles.
En otro tema, el PRD no tiene registro estatal en 15 estados: Tamaulipas, Nuevo León, San Luis Potosí, Baja California, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Colima, Durango, Guanajuato. Jalisco, Sinaloa, Morelos y Querétaro.
Esto significa que no recibe recursos económicos de parte de los organismos electorales locales, aunque si recibe dinero del INE.
Esta pérdida del registro estatal es el resultado de que no obtuvo el mínimo requerido en el Código Electoral local, que en el caso de Tamaulipas exige más del 3 por ciento de la votación.
El PRD no solo se ha ido adelgazando desde que surgió Morena en 2014, sino que además perdió su identidad ideológica. Ya no es de izquierda y no se sabe si es de derecha, derecha radical o pro-nazi, como el PAN.
El PRD surgió en 1989 para hacerle frente al PRI al que se le unió el PAN para legitimarlo, a cambio de su apoyo para no hacer escándalo por el fraude electoral de 1988. A cambio de esa complicidad, al PAN se le entregó en 1989 la gubernatura de Baja California.
En el sexenio de Carlos Salinas, cientos de perredistas fueron asesinados y su pecado fue exigir la democratización de la vida nacional. Nadie se imaginó que con el tiempo el PRD se uniera al PAN y al PRI, pero no en calidad de iguales, sino como un grupúsculo minoritario al que se le ordena qué hacer y qué decir. Ni el PRI ni el PAN lo valoran, porque el PRD aporta muy pocos votos y casi nada de dinero en las campañas.
Y es que los recursos que le entrega el INE terminan en las cuentas bancarias personales de Jesús Ortega y Jesús Zambrano, convertidos en auténticos chupasangres.