Percepción social
Gastón Monge
A dos años de haber iniciado la presente administración municipal, todo parece indicar de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), que la gobernante de esta ciudad, Carmen Lilia Canturosas, cuenta con un buen nivel de aceptación en cuanto a las acciones de gobierno y las políticas públicas que aplica para el beneficio de la población.
Ello se debe a que existe un rango de identificación directa e indirecta con las acciones, actitudes, señales y juicios emitidos por la gobernante con relación a la solución de los problemas que más aquejan a sus gobernados.
Su comportamiento, sus actitudes, su apariencia física, su forma de hablar, de vestir y de decir las cosas, son elementos que le interesen a la comunidad al tener un efecto inmediato en ella, porque forman parte de un lenguaje específico de comunicación directa e indirecta hacia sus gobernados, de lo que resultan niveles distintos de aceptación hacia la investidura de ella no tanto como gobernante sino más como persona.
El cómo observa la sociedad a la alcaldesa tiene mucho que ver con su personalidad y su comportamiento, porque al hacer uso del lenguaje corporal, Carmen Lilia emite el juicio que tiene de su ciudad, de sus habitantes, y de su gobierno.
Por eso es importante que la percepción que la sociedad tenga de ella debe estar basada no tanto en sus acciones, sino más en sus emociones para entender las necesidades sociales, y sus capacidades para resolverlas, lo que forma con el tiempo lo que se llama Memoria Colectiva, que no es otra cosas más que el conjunto de experiencias y conocimientos que se van acumulando a través del tiempo y que se guardan por generaciones en la memoria individual para que, a través de la comunicación oral se tenga un juicio definido y confiable, en este caso de ella como gobernante.
Si bien el Inegi le da una calificación bastante aceptable a Canturosas en algunos de los rubros que más interesan a la sociedad, como son la atención al tema educativo en cuanto a la dotación de becas a estudiantes, seguridad ciudadana, la promoción de la cultura, la generación de empleos a través de inversiones directa e indirectas, así como la atención a la obra pública, es menester que durante su tercer año de gobierno consolide dichas acciones mediante el respaldo social, ofreciendo la información suficiente para que exista una permanente interacción entre gobierno y sociedad, entre gobernante y gobernados, y de esa forma avanzar en el terreno de la reelección por otros tres años, algo que hasta el momento puede estar ganado, salvo lo que diga la oposición y la percepción que de ella tenga la sociedad en el curso de los próximos meses.
Sólo entendiendo la percepción social como el proceso de acumulación de conocimientos, de experiencias y de valores en torno a un gobierno, es como se podrá definir el éxito, la continuidad o el retroceso de las políticas públicas planteadas y aplicadas en una sociedad.
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Tal parece que en esta ciudad los aspirantes a candidatos a cargos de elección popular por el partido Morena para la contienda electoral del próximo año se sienten tocados por la mano de Dios, porque pese a que la mayoría ya ocupó u ocupa algún cargo político o administrativo, poco o nada han hecho para merecer una nueva oportunidad o repetir en el cargo que ostentan.
Algunos políticos y funcionarios de esta ciudad como síndicos, regidores y diputadas no han mostrado capacidad ni trabajo, y mucho menos ese acercamiento con quienes les dieron el voto, es decir, el pueblo; otros apenas iniciaron en sus cargos sin demostrar trabajo, y ya piensan en escalar esos difíciles peldaños políticos haciendo a un lado esa valiosa vocación de servicio a la comunidad de la que desafortunadamente carecen.
Para estos cargos son muchos los aspirantes, pero pocos los que en realidad pueden tener la capacidad y la sagacidad para representar a los neolaredenses y a los intereses de la ciudad, porque muchos pueden levantar la mano y decir que se lo merecen, pero poco podrán demostrarlo.
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El gobernador de Nuevo León, Samuel García es un claro ejemplo de la ineptitud, porque antes de gobernar su Estado se cansó de tanto criticar a Jaime Rodríguez Calderón, el Bronco. Ahora, igual que su antecesor, solicitó licencia para competir en una loca e incierta aventura como aspirante a la presidencia de la República, y ya vemos lo que le ocurrió por obra y gracia del joven mandatario.
Ahora el inexperto de Samuel repite lo que tanto criticó y luego de pedir licencia al Congreso de su Estado por un año, despotrica contra la decisión de su Congreso al haber designado como su suplente al líder del poder judicial, José Arturo Salinas, un panista opositor.
Lo que no se sabe es si la decisión del dirigente nacional del Movimiento Ciudadano, Dante Delgado lo tomará en cuenta como probable candidato emergente, o si le dará es gracia a Marcelo Ebrard, con quien ya platicó sobre esa posibilidad, y de ser así, el niño de Nuevo León se quedaría como el perro de las dos tortas. ¡Vaya dilema en el que se ha metido!
Lo cierto en este caso es que quien sea el candidato del MC, jugará un papel muy importante pero contra la oposición, dividiendo el voto ciudadano en un clara jugada que favorecerá a Morena con toda la intención de romper la incierta unidad del PAN, PRI y PRD en torno a las elecciones del 2024. Dicen que quien maneja todo esto es el mismo presidente de la República. ¿Será cierto? O usted que cree estimado lector.
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Al igual que en todas las administraciones municipales, los cambios, enroques, ceses y despidos en esta administración municipal no ha sido la excepción, toda vez que casi desde su inicio los cambios han sido su sello.
Entre los más recientes y de mayor impacto está el enroque de Rolando Guevara, quien salió de Desarrollo Económico para ser insertado en la secretaría del Ayuntamiento, un cambio que parece más político que administrativo, toda vez que el nuevo secretario de desarrollo económico, Juan Ángel Martínez tiene claras aspiraciones para un cargo político, y la dependencia que ahora ocupa es un formidable escaparate para ello, solo que no cuenta con la experiencia de Rolando en ese tema.
El caso de la ex titular de servicios médicos, Liliana Arjona llama la atención debido a que ella no es una política, pero fue enviada a la Secretaría de Bienestar Social, una de las áreas más sensibles de esta administración, por lo que se presume que la pusieron ahí para placearla y promoverla, tal vez a una de las diputaciones locales.
Un cambio más, por cierto inexplicable, debido a su estupenda trayectoria profesional fue el de Fernando Torres Villarreal, quien salió de la Oficina de Enlace con la Secretaría de Relaciones Exteriores (pasaportes) el pasado miércoles, dejando acéfalo dicho cargo.
Lo extraño es que no fue enroque sino cese de uno de los servidores públicos más profesionales de esta administración. Su calidad humana y de servicio no está en duda, por lo que su salida de esta administración de seguro dejará un hueco difícil de ser llenado dado que su vocación de servicio en dicha oficina nunca fue puesta en duda porque es una persona institucional, sin color ni partido.
Esperemos que su salida de esta administración sea reconsiderada y se le dé una nueva oportunidad de servir a la sociedad en un cargo que le acomode a su personalidad. Ojalá.
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Hasta pronto
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