La resistencia que habría manejado el presidente Joe Biden para poner fin a su intención de reelegirse se confirmó el domingo, al anunciar retirarse de la contienda.
Pero dio su aval para la vicepresidenta Kamala Harris a que continue lo que el empezó.
Fueron necesarios 24 agónicos días desde el desastroso debate que lo enfrentó en Atlanta a Donald Trump para que el presidente de Estados Unidos reflexionara su salida el domingo a las 13:46, hora de la Costa Este estadounidense, A sus 81 años, ceja en el empeño de presentarse a la reelección el próximo mes de noviembre. Con esa decisión, la campaña estadounidense más atípica de la historia reciente se adentró un poco más en el caos, con un partido sin candidato claro y el otro rendido a los pies de un aspirante que acaba de sobrevivir a un atentado que por poco le cuesta la vida y que es adorado por sus fieles como una figura mesiánica.
“A mis compatriotas estadounidenses”, empieza un texto en el que Biden les comunica que ser presidente “ha sido el mayor honor” de su vida. “Mi intención era la de buscar la reelección”, escribe, “pero creo que lo mejor para mi partido y para el país es que me retire y que me centre únicamente en cumplir mis deberes en el cargo durante el resto de mi mandato“.“En los últimos tres años y medio hemos hecho grandes progresos como nación”, dice en la segunda frase del texto, antes de pasar a defender el legado de su tiempo en la Casa Blanca, a la que llegó con el encargo de suturar las heridas de un país hecho jirones tras cuatro años de Trump y que abandona empujado por los suyos y por el clamor global ante las sospechas sobre sus aptitudes físicas y mentales.
Biden resume en ese publicación algunos de esos logros: la economía estadounidense, asegura, es “la más fuerte del mundo”; bajo su mandato se bajó el precio de los medicamentos y se aumentaron las prestaciones sanitarias; salió adelante la primera ley para el control de armas en 30 años y el Tribunal Supremo incorporó a la primera afroamericana de su historia. Nada de todo eso acabó siendo suficiente para que el mundo le creyera cuando decía, con un tono frecuentemente airado, que estaba capacitado para seguir, en vista de que casi todas las encuestas daban a menos de cuatro meses de las elecciones una victoria de Trump en las urnas.
De acuerdo a como se quiera observar, para unos grupos seria un final humillante a su carrera política de más de cinco décadas en Washington, D.C.
Pero otros moderados consideraron que fue una decisión pensando en la nación a la que sirvió cincuenta anos en diferentes responsabilidades.
Biden, de 81 años, enfrentó presiones dentro de su partido para retirarse de la carrera luego de un desastroso desempeño en el debate contra el expresidente Donald Trump el mes pasado. Decenas de demócratas en el Congreso habían pedido públicamente a Biden que se retirara en las semanas siguientes. Informes adicionales posteriores al debate revelaron cómo los principales demócratas estaban haciendo planes para socavar al presidente y presionarlo para que se retirara.
“Ha sido el mayor honor de mi vida ser su presidente. Y si bien mi intención ha sido buscar la reelección, creo que es lo mejor para mí y para el país que me retire y me concentre únicamente en cumplir mis deberes como presidente durante el resto de mi mandato”, escribió Biden en una carta publicada en X.
Posteriormente, el presidente respaldó a la vicepresidenta Kamala Harris en un tuit.