LAREDO, TX. – Aun cuando la sequía en las presas de La Amistad y otras son un hecho tangible, políticos usan como estandarte político electoral reclamar el agua que medico debe.
Sin embargo Texas y Arizona, buscan ser independientes y negar la autoridad de Estados Unidos, por ello la Corte Suprema de Estados Unidos rechazó el viernes un acuerdo alcanzado entre Texas y Nuevo México sobre la gestión del agua en el Río Grande, dictaminando que el gobierno federal debería tener voz en cualquier acuerdo alcanzado.
La opinión 5-4 es el último giro en un conflicto que se remonta a la década de 1930, cuando Colorado, Nuevo México y Texas acordaron compartir el agua del Río Grande.
Más recientemente, en 2022, Texas y Nuevo México buscaron un acuerdo que eludiera al gobierno federal. Los reguladores federales se opusieron porque afectaría un tratado internacional de agua con México.
En la opinión mayoritaria, el tribunal dijo que “ahora no podemos permitir que Texas y Nuevo México abandonen a Estados Unidos río arriba sin un remo”.
El fallo se produce mientras Texas y otros estados claman por agua. La región a lo largo del Río Grande, en particular, todavía se considera afectada por una sequía.
El agua “nunca es un problema hasta que no hay suficiente. Cuando no hay suficiente, de repente todo el mundo empieza a mirar los diversos acuerdos que comparten esta fuente de agua», dijo Amy Hardberger, profesora de derecho del agua en la Facultad de Derecho de Texas Tech, sobre los conflictos por el agua.
La disputa de décadas se centra en un acuerdo de agua de 80 años, conocido como el Pacto del Río Grande, que vincula legalmente a Colorado, Nuevo México y Texas a compartir el agua del Río Grande. El acuerdo de 1938 puso fin a años de disputas por el agua entre los tres estados y ordenó cómo los estados debían dividir el agua superficial.
Según el pacto, Colorado debe entregar una proporción de agua cada año a Nuevo México en la frontera estatal y Nuevo México debe entregar una cierta cantidad de agua al embalse Elephant Butte, ubicado en el sur de Nuevo México, para Texas.
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En una denuncia de 2013, Texas demandó a Nuevo México, alegando que el bombeo de aguas subterráneas por parte de Nuevo México estaba tomando agua del Río Grande que se le debe a Texas, lo que provocó que los niveles de los ríos en el estado bajaran y privaran a los tejanos del agua que están obligados a recibir.
Texas acusó a Nuevo México de violar el pacto interestatal que ha regido las asignaciones de agua entre los dos estados y Colorado durante décadas.
Los expertos en derecho de aguas dicen que la reciente decisión de la Corte Suprema tiene implicaciones significativas para futuras disputas interestatales por el agua, lo que permitiría al gobierno federal intervenir en conflictos por el agua entre estados en el futuro.
Texas y Nuevo México llegaron a un compromiso que permitía un mayor número de bombeos de agua desde Nuevo México de lo que establecía el acuerdo original de 1938, pero no lo suficientemente grande como para dejar seco a Texas.