AMLO hábil y perverso
RAUL HERNANDEZ MORENO.
-Hasta ahora ha vencido a sus adversarios
-Cada paso que da, ésta planeado.
-No hay nada al azar.
Antes de iniciar esta colaboración, quiero agradecer a todas las personas que se tomaron el tiempo para felicitarme por mi cumpleaños. Gracias a todos. Mil gracias.
Si algo hay que reconocerle al presidente Andrés Manuel López Obrador es que es un político hábil, perverso, que siempre va un paso adelante de los opositores. Diríamos que es una mezcla de El Príncipe de Maquiavelo –que es un personaje inventado- con el José Fouche y el cardenal Richelieu reales. Quién conozca a esos personajes, sabe a lo que nos referimos.
AMLO siempre va un paso delante de sus opositores. Todos sus movimientos están planeados. Si en medio de una reunión donde hay decenas de presentes se cae, no es por descuido: es una acción planeada para poner a prueba a sus adversarios, para medirlos, para llamar su atención.
Hemos visto como en los últimos cinco años, sin abusar del poder, como lo hicieron Díaz Ordaz, Luis Echeverría, Carlos Salinas, Felipe Calderón, ha ido destruyendo a sus adversarios, sin recurrir a la violencia física, sin matar.
Así acabo moralmente con Diego Fernández de Ceballos, con Ricardo Anaya, con Francisco García Cabeza de Vaca, con Felipe Calderón al que terminó exhibiendo como un narco-presidente. Los cuatro lo llaman dictador, tirano, pero no lo es. Pero además los cuatro son más dictadores y tiranos que AMLO. Son unos cínicos, presumiendo una decencia que no tienen.
López Obrador promovió la reforma energética y la electoral, sin recurrir a la oposición, sin negociar y estos cayeron en su juego. AMLO sabía que sin pactar con la oposición no era posible que se aprobaran las dos reformas. Cuando estas no se consiguieron, la oposición se jactó de una victoria que sólo ellos vieron. Al final, AMLO los exhibió como vulgares ambiciosos.
AMLO es un enamorado del poder, de la misma manera que lo fue Santa Anna, Benito Juárez, Porfirio Díaz, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, Carlos Salinas. Cuando termine su sexenio, va a querer seguir siendo un hombre poderoso, pero esa no es una decisión suya, sino de quien lo sustituya.
La historia confirma que por más débil y falto de carácter que sea un Presidente, termina sacudiéndose al que se jacta de haberlo impuesto.
Ernesto Zedillo con todo y ser un hombre gris metió a la cárcel a Raúl Salinas, sin atender las presiones de su hermano Carlos que con una huelga de hambre creyó que lo doblaría.
Hoy que AMLO ataca un día sí y otro también a Xóchitl Gálvez, todo mundo cree que está incurriendo en un exceso y en un error, contribuyendo a hacer crecer la imagen de la panista. Puede ser, como también puede ser una estrategia del Presidente. Puede ser un juego que él planeó y con resultados previsibles para él. El tiempo dirá si actúo bien o mal, pero no hay que subestimarlo y dar por sentado que está cometiendo un error.
AMLO ha cometido muchos errores en estos últimos cinco años, pero también ha vencido a sus adversarios una y otra vez, y otra vez, y otra vez y así, hasta el infinito.