¡No a la reelección!, dice Sheinbaum

-Se compromete a eliminarla

-Cabildo ratifica a tres funcionarios

-Y envía terna al Congreso para reemplazar a Roberto Maldonado

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Raúl Hernández Moreno

2-octubre-2024

Cuando el folclórico Armando Guadiana tomó posesión como senador de Coahuila uno de sus primeros compromisos fue promover la eliminación de la reelección de senadores, diputados federales y locales, así como alcaldes, síndicos y regidores.

Fue una declaración mediática: Guadiana nunca gestionó nada y luego la muerte lo rebasó.

Hoy, sin embargo, la flamante presidenta de México, Claudia Sheinbaum, dio a conocer, en su primer día de gobierno, 100 compromisos, entre ellos derogar la reelección y que, además, se prohíba que los gobernantes en turno, dejen como candidatos a sus familiares directos, expresión que le cayó como anillo al dedo al inútil gobernador de Nuevo León, Samuel García, que impuso como candidata a la alcaldía de Monterrey, Mariana Rodríguez y la ciudadanía la bateó en las urnas.

¡No al nepotismo!, proclamó la señora Sheinbaum y hemos escuchado ese compromiso durante muchas décadas, que habrá quien no le crea.

Lo cierto es que, si el compromiso es en serio, y ella gobierna, no debe haber ninguna traba para eliminar la reelección, autorizada desde el 2014.

Históricamente la reelección siempre ha sido negativa en México. Y tan despreciable es que Benito Juárez se haya eternizado en el poder 14 años, con tres reelecciones, como Porfirio Díaz, 30 años, con seis reelecciones.

En 1925, se reformó la Constitución para permitir la reelección, siempre y cuando no fuera continúa, en 1928, Álvaro Obregón se reeligió, pero lo mató José de León Toral.

En 1931, se derogó la reelección y desde ese momento y hasta el 2014 hubo un respeto a esa regla histórica, lo que no impidió que en los cuatro puntos cardinales surgieran caciques regionales que sus zonas su palabra era ley. Caciques los hay en todos lados. Tamaulipas tuvo a Emilio Portes Gil y en las décadas de los setentas y ochentas pasados florecieron los cacicazgos sindicales. Esos líderes tenían el mismo o más poder que alcaldes y gobernadores.

En Nuevo Laredo, Pedro Pérez Ibarra impuso alcaldes en los años setentas y ochentas, pero también imponía funcionarios federales, estatales y municipales, jueces, comandantes de policía y un largo etcétera.

Y lo mismo se replicaba en Reynosa, con Reynaldo Garza; en Matamoros, con Agapito González; en Tampico con Joaquín Hernández. Esos cacicazgos fueron aplaudidos por los que se beneficiaron de manera directa, y fueron despreciados por la inmensa mayoría.

Desde su campaña. Sheinbaum ofreció derogar la reelección; ya es presidenta y si lo quiere, lo va a conseguir y muchos se lo van a aplaudir; sólo unos pocos lo van a lamentar.

En otro tema, hoy sesionó el nuevo cabildo de Nuevo Laredo y ratificó en sus cargos a José Ángel Martínez Salazar como Secretario del Ayuntamiento; Enrique Álvarez del Castillo como Tesorero; y Carlos Germán de Anda Hernández, como Secretario de Obras Públicas y Desarrollo Urbano. En la Contraloría se nombró a Reynalds Perales, que sustituye a Roberto Herrera Juárez.

En la sesión, se dio a conocer que Francisco Javier Altamirano, primer síndico suplente, pidió licencia por tiempo indefinido.

El cabildo envió una terna al Congreso del Estado para sustituir a Roberto Maldonado Siller, que era primer síndico y falleció semanas atrás. La terna la integran Roberto Herrera Juárez, Imelda Mangín Torre y Jesús Jasso Montemayor y de ahí surgirá el sustituto de Maldonado.


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