-Le hacen al tío Lolo, los que las contratan
-No influyen en ningún partido
-Diputados de Morena están mensos
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Raúl Hernández Moreno
Mientras se desarrollaba la elección de 2018 para diputado federal, el candidato del Partido Verde, Gustavo Pantoja, se mostraba entusiasmado pues había mandado a hacer una encuesta afuera de los centros comerciales que lo ubicaba como favorito.
Le hicimos ver que esas encuestas no eran reales, pues se entrevistaba solo a un segmento de la población, pero fue imposible hacerlo cambiar de opinión. Al final, quedó en cuarto lugar, con 3,306 votos, en tanto que el tercero fue para el PRI con 34, 552; el segundo para Morena, con 57 470; y el primero para el PAN, con 58,338.
Pero la actitud de Pantoja era natural: en todas las campañas, todos los candidatos dicen que van a ganar. Si ellos no están convencidos de su inminente victoria, ¿cómo van a convencer a los electores?
Pero una cosa es desbordar euforia por el triunfo que se espera y otra ser un político o un candidato profesional. Es decir, una es la imagen al público, pero otra es estar bien plantado en el suelo.
A varias semanas de que los partidos decidan a sus candidatos, están apareciendo encuestadoras surgidas de manera espontanea que publican sus ejercicios en las redes sociales y previamente se avisa a los seguidores de quien los contrató para que suban comentarios favorables.
Eso es hacerle al tío Lolo. Lo mejor es contratar a una encuestadora seria, que haga encuestas cara a cara. Es un servicio caro, de unos 500 mil pesos, pero arrojará resultados reales. Es mejor perder ahora 500 mil pesos, que no 20, 30 o 100 millones en una campaña que estaba perdida antes de empezar.
Ahora que si de lo que se trata de engañar, en vez de pagar cinco mil pesos para que se invente una encuesta que nadie cree, es mejor pagar uno o dos millones de pesos a empresas nacionales como Mitofsky, para que el engaño sea más creíble.
Y decimos más creíble, porque lo será entre los ciudadanos no especializados, porque en cambio ni Mitofsky podrá engañar a los que saben interpretar las encuestas.
A ningún partido se le puede engañar con encuestas en las redes sociales. Los partidos tienen sus propios datos. Y esto aplica para Morena, el PAN y el PRI.
Nadie se engañe, creyéndose el más popular porque así lo dice una encuesta patito, contratada con ese fin. Esto nos recuerda que cuando Paco Stanley estaba en el pináculo de su carrera, el PRI lo postuló para diputado federal por un distrito en la Ciudad de México. Como el hombre se creía querido y amado por todos, no hizo campaña y perdió, lo que dejó la lectura que ser simpático no significa que en todo lo que haga tenga la confianza de los demás.
Por otra parte, en febrero del año próximo deja su cargo el Auditor Superior del Estado, Jorge Espino, y como para suplirlo se requiere el voto de dos terceras partes del Congreso, y obviamente el PAN lo va a proteger, la bancada de Morena se vio obligada a hacer cambios en la ley para que se pueda nombrar a su sustituto con la mayoría simple,
Obviamente Espino y el PAN se van a amparar, aprovechando que los diputados de Morena están bien mensos y no saben cómo ejercer el poder.
En fin, no paran las vergüenzas en el Congreso. Los del PÄN eran ruines y pusilánimes y los de Morena están mensos.