UTOPIAS
Gastón Monge
La estigmatización o menosprecio por lo que es considerado diferente y no auténtico cobra sentido tal vez, en una de las colonias más icónicas no solo de esta ciudad, sino de muchas otras que abundan por todos los rumbos del país, incluso en las ciudades de mayor abolengo aristocrático, como San Pedro, en Nuevo León, San Miguel de Allende, en Guanajuato, Tonalá o Tlaquepaque en Guadalajara, y en la misma ciudad de México, en donde estas colonias son grandes ciudades dentro de otras ciudades más grandes, ciudades no tan perdidas dentro de la vorágine de una serie de contra culturas que se niegan a morir ante el avance de la gran cultura, esa que es de unos cuantos, como dirían los antropólogos sociales.
La colonia Infonavit o tal vez infiernovit; ese lugar en donde la ausencia de ley es una norma que se debe respetar, y en donde la miseria espiritual de muchos se empareja al enorme rezago de servicios públicos y de falta de oportunidades entre jóvenes que dejan la escuela para ingresar a las filas de desempleados o de quien sabe a qué otra actividad.
En la ciudad de México existe una alcaldía, la de Iztapalapa, o tal vez como ya se conoce por el ingenio popular como Iztapalacra, sinónimo de lo que no está bien, de aquello que rompe con el paradigma de lo pulcro, de lo bien hecho y lo decente.
Ambos lugares son icónicos por su origen y por quienes las habitan. Son calificados como lo más lumpen de la sociedad por haber llegado en tiempo y en forma mucho antes que los inquilinos de las nuevas colonias popof y fifís, desde otros lugares del país tal vez igual de marginados.
Políticos, autoridades, funcionarios e integrantes de la High Society hacen lo imposible por no transitar en sus vehículos por las polvosas calles tan llenas de basura, de múltiples fugas de agua, de miseria y de chavos banda de una colonia autodefinida a sí misma como de su propiedad por tener una identidad propia y una subcultura que sus habitantes forjan día tras día, propia, única y marginalmente suburbana.
Por azares del destino me ha tocado vivir en Iztapalacra en la ciudad de México, en la Piedra y Libertad de Saltillo, y en la Infiernovit de esta frontera, colonias tan llenas de nada y tan faltas de todo, marginadas en el tiempo y olvidadas en el espacio, en donde por mucho tiempo concentraron una buena cantidad de delitos y de necesidades aún insatisfechas por las autoridades.
La movilidad social en estas colonias es más dinámica que en otras, y aunque el bienestar social es de los menos favorecidos, la pobreza extrema no existe en ellas, tal vez por el subempleo o el autoempleo que el ingenio popular hace brotar de la nada para subsistir en un suburbio carente de oportunidades no laborales, sino sociales y culturales.
Este comentario surge motivado por la iniciativa de la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, quien se ha dado a la tarea de transformar esa urbe de más de dos millones de habitantes, en una alcaldía modelo, y lo está consiguiendo a través de políticas públicas orientadas a abatir el rezago social, la marginación urbana, el desempleo y la inseguridad con programas que poco a poco son aceptados y apoyados por el lumpen de las barriadas mediante actividades sociales y culturales de gran impacto.
Las UTOPÍAS o Unidades de Transformación y Organización para la Inclusión y la Armonía Social, en el plano de la realidad concreta dejan de ser utopías para convertirse en realidades que motivan a los marginados a participar no solo en la toma de decisiones, sino en el mejoramiento de su entorno social y cultural.
Son políticas públicas que combaten el rezago laboral mediante programas de empleo y de autoempleo, combaten la inseguridad con la instalaciones de luminarias en las principales calles, aumentan el nivel de vida de la comunidad marginal con la pavimentación de calles y la introducción de servicios públicos, lo que favorece una mayor participación en actividades creativas y recreativas.
Curiosamente en esta ciudad de Nuevo Laredo, la alcaldesa Carmen Lilia Canturosas lleva a cabo programas similares en algunas colonias de la periferia, mediante programas de contratación laboral, rescate de espacios públicos, pavimentación en colonias que carecían de servicios públicos, y el rescate de espacios que antes estaban olvidados.
Estos programas de resultar positivos en el corto y mediano plazo pueden revertir la dinámica de la inseguridad con programas inclusivos para a las mujeres como el programa de Seguridad Inclusiva Para las Mujeres (SIPAM) que consistiría en la colocación de luminarias de alta intensidad colocadas en las rutas más conflictivas para ellas, cuando retornan del trabajo, porque una calle bien iluminada da más seguridad y disminuye el delito.
Si Carmen Lilia logra que estos programas que aplica en algunas colonias marginadas, funcionen, el resultado será más que obvio: Una mejor percepción para su gobierno y para ella misma, aunque falta algo muy básico, que es su influencia para mejorar el transporte público, tan deficiente como siempre y tan necesario como nunca.
Si Carmen Lilia logra transformar el entorno social de los marginados, su propio entorno político cambiará porque la percepción que se tendrá de ella será más positiva, y podrá mejorar el tejido social que tanto le preocupa.
Pero será necesario que los programas sociales y las políticas públicas que aplica se centren aún más en la solución de las necesidades más apremiantes de los marginados en los rubros de salud, educación y seguridad.
La funcionaria Avanza en ello y poco el panorama va cambiando, y tal vez sea aún tiempo para romper con los estigmas, los estereotipos y los paradigmas que aún se tiene de los marginados, si logra fortalecer el tejido social, transformar el entorno social en las áreas más olvidadas, y llevar bienestar con los programas que pese a ser populistas, le están funcionando porque Nuevo Laredo es la ciudad con menos desempleo en Tamaulipas, la de mayor creación de empleos en la entidad, y en donde la inversión pública y privada motivan más inversión.
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Voz migrante. Casi mes y medio tienen en esta frontera los migrantes venezolanos que esperan con ansia que les llamen para realizar el trámite que les permita cruzar legalmente a Estados Unidos, pero en ese tiempo ni siquiera les han dado una esperanza, solo promesas, incertidumbre y muchas incomodidades por estar un lugar inadecuado, insalubre y hacinado.
Si a ello se suma el extenuante calor que tiene que soportar, además de la indiferencia oficial, es de suponer que muchos de ellos, sobre todo los niños, pasen hambre, estén enfermos y padezcan ya alguna enfermedad o estrés postraumático que debe ser atendida.
Lo curioso de todo esto es que existen al menos 10 albergues o refugios temporales para ellos, pero ninguno, solo los administrados por la Diócesis, son abiertos para que estén más cómodos, a pesar de que este gran centro de concentración de migrantes se encuentre muy cerca del Instituto Nacional de Migración y, sobre todo, del Instituto Tamaulipeco para los Migrantes, un ente gubernamental que dejó de funcionar desde hace tiempo debido a una mala administración y a malos directores, no capacitados para este cargo tan delicado, como es el de atender a los migrantes.
Actualmente este lugar a pesar de estar abierto a los migrantes, luce vacío, sin movimiento y lo peor, sin atender a los migrantes. Es un lugar que antes tenía vida y una dinámica propia mediante la atención a decenas de migrantes que acudían por información, atención y apoyo para el retorno a sus comunidades.
Ahora se encuentra en la colonia Madero, muy lejos de los diferentes centros de atención al migrante. ¿Y sabe usted por qué? Porque este lugar fue saqueado espantosamente, al ser robados los aires acondicionados, escritorios, impresoras, computadoras y todo lo que había para la atención a los migrantes.
Ahí estaba la Dirección general en Tamaulipas, una distinción que se perdió debido a la ineptitud de los últimos directores, razón por la que la dirección se trasladó a ciudad Victoria, ése que por esta frontera cruza la mayor cantidad de migrante en todo el Estado, sobre todo los mexicanos deportados que de acuerdo a las estadísticas, suman más de la mitad del total de repatriados, por lo que esta sede debería estar lo más cerca de los puentes internacionales.
Por esta razón cabe destacar la importancia que tienen los migrantes en la vida de México y de Estaos Unidos, ya que mientras en México la mayoría de los migrantes extranjeros son menores de 35 años y están altamente capacitados para el trabajo, en Estados Unidos los mexicanos son la mano de obra de mayor demanda para el trabajo al ser la minoría étnica más grande en ese país, y la que más contribuye al crecimiento del PIB con el pago de impuestos y creación de negocios y empresas administradas por ellos.
Junto con las demás minorías latinas, suman el 40 por ciento del total de la población en Estados como California, Nuevo México y Texas, y por consiguiente su influencia política en tiempos electorales es de mucho peso, como lo serán en las elecciones presidenciales del próximo año, por lo que estigmatizarlos es parte de una campaña política.
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Hasta mañana
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