Día del Periodista.
Gastón Monge/2161
Una vez más los comunicadores serán el centro de atracción por ser el Día del Periodista, una fecha para nada agraciada en un país en donde ejercer el periodismo es casi un pecado mortal, porque es una de las profesiones más peligrosas en el mundo, y porque México se ha convertido en uno de los países más peligroso para ejercer esta noble profesión.
Un país en donde la libertad de expresión no solo se mancilla a cada momento, y a los periodistas se les asesina de manera impune. El año pasado 19 colegas fueron asesinados, entre ellos 5 mujeres, y de ese total 6 trabajaban como locutores, cuatro más en una estación de televisión, otros tres laboraban para un periódico, y los restantes 6 trabajaban de manera independiente en portales propios, aunque de esos 19 colegas la mayoría combinaba sus labores con un portal propio, para obtener ingresos extras debido al pésimo salario devengado en los medios de comunicación para los que trabajaban como empleados.
Esta profesión, cuando se toma con pasión y con profesionalismo, cuando se toma entre las manos con una pluma, un micrófono o una cámara, cundo la acariciamos y la ponemos al servicio de la sociedad, no solo se convierte en un instrumento de cambio social, sino en un soporte para la democracia, porque una sociedad sin periodistas libres, siempre será una sociedad sometida, mientras que una sociedad con periodistas libres será siempre un sociedad libre.
He visto en el correr de mis años en este oficio, cómo poco a poco la libertad de expresión se va transformando conforme la invocamos. He visto cómo la hemos tomado y la soltamos porque se ha vuelto muy pesada, tanto que muy pocos periodistas se atreven a llevarla consigo, por la gran responsabilidad social que se tiene al ejercer esta profesión.
Muchas veces me he preguntado si en verdad hay que rendirle tributo al oficio de ser periodista, en tiempos en que la libertad de decir, de saber escuchar, de hablar, de escribir, de comentar, de señalar, de criticar, de opinar, incluso hasta de maldecir, se ha convertido en algo tan prohibido como peligroso.
¿Acaso merecen los periodistas ser festejados? ¿Acaso habrá que rendirle homenaje a un oficio que casi desaparece en nuestras actividades cotidianas? ¿Es necesario que las autoridades tengan que festejarla para que no se nos olvide?
Creo que ejercer el periodismo con libertad no es algo que se tenga que festejar ni rendirle homenaje. Al periodismo lo tenemos que poner en práctica día tras día a través de nuestro trabajo y de nuestras actitudes con los demás, y no solo para que no nos olvidemos de que existe, sino para recordarle a quienes se esmeran en hacerla propiedad privada, que es un bien común que la sociedad merece tener.
Por ello me atrevo a decir que ejercer el periodismo con libertad es actualmente solo una manifestación tenue y fugaz de lo que pudo haber sido y no es.
Bajo las actuales condiciones, el periodismo es una actitud y ya no una actividad, es solo palabra y no acción, es humo en medio del fuego, es simulación en una sociedad en donde esta libertad de ser periodista se nos coarta tanto desde el poder institucionalizado, como desde el poder salvaje de la delincuencia.
¿Cómo poder ejercer el periodismo en una sociedad en donde la verdad se oculta y la realidad se maquilla?
¿Cómo poder describir lo que ocurre a la sociedad cuando mandos superiores ocultan la verdad para satisfacer sus intereses mezquinos?
¿Cómo puede un periodista mirar de frente a los demás cuando lo que escribe se maquilla y se tergiversa?
¿Cómo escribir y opinar, si lo objetivo desde el poder lo convierten en subjetivo, la verdad en mentira y la realidad en fantasía?
Si bien se menciona que desde el gobierno panista de Vicente Fox Quesada, ejercer el periodismo cobró nuevos bríos, debido a la exagerada libertad de ‘pintar’ con letras, palabras y monos el paisaje político nacional, se trató solo de una libertad a medias, ya que fue sectorizada y obligada a meterse en un baúl en donde solo en contadas ocasiones se atreve a salir.
Pero no por ello digo que no exista el periodista libre. Claro que existe, solo que no hemos sabido darle el uso adecuado ni potenciar a la verdadera fuerza de ser periodista, ya que esta profesión la hemos convertido en algo a lo que se debe rendir tributo, en vez de tomarla como un arma para obligar a quienes nos mienten, a que digan la verdad.
¿En realidad existe el periodismo como una profesión libre y democrática? ¿O es solo una simple manifestación, una sombra de lo que fue?
Como quiera que sea, en este día les deseo a todos mis colegas, compañeros y periodistas que festejen como puedan y deseen el Día del Periodista en memoria de Manuel Caballero, decano de los periodistas en México, y el pionero de los géneros del reportaje y la crónica, géneros que poco a poco van desapareciendo por la poca imaginación, y el tedio de no querer investigar.
¡¡FELICIDADES COLEGAS!!
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Hasta mañana
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