Columna Cuentas Claras …

  Nuestra mala fama,

 el rosario de saqueos  

·         – . Evidente adormecimiento de organismos, mal reflejo de sociedad civil           

·         – . El silencio ante el abuso, un mal presagio paralas futuras generaciones  

·         – . El rosario de saqueos que se padece de años es ante la falta de justicia     

                   Por Javier Claudio

Claridades. – Cada vez queda más atrás aquello; “la última palabra la tiene el pueblo”. Hoy el reproche es triste; ¿cuál palabra… cuál pueblo? Toda acción ante nuestros gobernantes y peor aún ante quienes aspiran a gobernarnos prevalece bajo sometimiento o bien la simulación. ¿Nos quedaría reconocer que un pueblo ignorante es un pueblo sometido? Abren campañas y se desvanecen ante un pueblo inerte, al dejar descubierto que tras la democracia que según vivimos está la dictadura y hay un puño.

Clarín. – Muy cierto que “en el pedir está el dar”, pero ha quedado claro que no sabemos pedir, al menos así se observa en la llamada sociedad civil o bien por predominar la socarronería de autoridades de Gobierno. La verdad es que pocas alternativas de solución se les escucha y menos respuesta tienen Nadie expone una petición o proyecto sólidamente planteado, bien trazado y sustentado. Nadie alza la voz para exigir, más bien cada que aparecen en medios, confeccionan una tarde de plaza.

Claro que sí. – Se pregona el amor por Nuevo Laredo, pero no se plasma. ¿Dónde está ese valor que debemos tener para exigir lo que por derecho nos corresponde? Qué error callar, sin pensar en un mejor mañana para nuestros hijos Cierto que apenas brilla la luz, pero nuestra ciudad tiene más de cuatro lustros de estarse diluyendo entre la insidia y negras campañas, pero más por la falta de valor para alzar la voz, exigir y defender. Nuestra doblez nos habría hecho más daño que la inseguridad.

Claro que no. – No podemos estar culpando constantemente a los gobernantes o partidos políticos de todos los males que nos aquejan bajo un disfraz de dictadura solapada, inmisericorde hasta la ignominia, dejando a un lado que la última palabra la tiene el pueblo. Pasamos por alto toda oportunidad de exigir lo que realmente requiere la ciudad y hacer a un lado el dejarse llevar por la corriente del ofrecimiento. Estamos para exigir, con valor y la frente en alto, no para que cada vez nos ofrezcan llanamente.

Claroscuro. – Resulta vergonzante que nadie que pertenezca a los ONG´S, haga escuchar la voz para demandar, al menos el cumplimiento de lo que nos pertenece, como es la transparencia de operación de la cuestionada Autopista N. Laredo-La Gloria. Otra más; por qué pagar aún una cuota para “recuperar” la inversión en la Autopista Monterrey-N. Laredo, cuando la verdad ya fue pagado y todavía peor, se establece en lo oscuro otra concesión por 30 años para más del pago de peaje. ¡Cuánta explotación!   

Aclarando. – ¿Qué nos queda?; la reacción de defensa en el sigilo, como lo están haciendo el ciudadano y los transportistas de carga, esto es, que evaden el uso de la Autopista Nuevo Laredo-La Gloria y optan por viajar por la vía libre para ahorrarse un gasto oneroso. Al transportista, viajar por esta autopista, casi adjunta al Kilómetro 26, la que tiene una distancia de 49 kilómetros aproximadamente a La Gloria y que no le beneficia en nada ahorrarse cinco o diez minutos mediante más velocidad permitida.

Clarificando. – Los atropellos a la ciudad, no solo reclaman más cautela al elegir entre quienes aspiran a gobernarnos, sino ser más exigentes, participativos y vigilantes de un buen gobierno. Basta de saqueos y quiebras, como los sucedidos en los fideicomisos del Centro Histórico, Reservas Territoriales (32 millones de pesos) y el Puente III, que no sólo debe abarcar a más culpables sino aplicar justicia. En cada caso se han repartido como corsarios el botín, bajo solapa de alcaldes y silencio ciudadano.

Sabía usted que. – Sucedía así antes; Popularidad y probidad a toda prueba, son los rasgos que deberían destacar en el perfil entre los principales aspirantes políticos o bien a cargos públicos. Los candidatos eran buscados y extraídos de la popularidad que tenían con la ciudadanía y si eran líderes mejor. Así tuvimos grandes presidentes de la República, no precisamente carismáticos, como Lázaro Cárdenas, Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz. Hoy, con AMLO se dejar atrás otra vez el buen ver, amén de que sigue desmoronando en el conocimiento o saber.javierclaudio40@yahoo.com.mx

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