El Informe era una fiesta
Por Alberto Guerra Salazar
CIUDAD VICTORIA, (ASI).— Dentro de cinco días, Américo Villarreal Anaya comparecerá ante la sociedad tamaulipeca, para informar de las metas logradas por la administración pública estatal, en cinco meses y diez días de gestión.
Más bien, Américo dará cuenta de lo que se propone conseguir en el corto plazo pues no hay mucho qué pueda presumir haber hecho en tan breve lapso. Digamos que apenas se están acomodando las calabazas, para usar la expresión coloquial.
El sexenio de Américo arrancó en octubre de 2022 con las mejores expectativas y el beneplácito generalizado de la sociedad, debido a que el gobierno de Cabeza de Vaca fue una rotunda y contundente decepción, desilusión, ficción y mentira.
En tan poco tiempo, no se puede conseguir mucho. Cabeza dejó un tiradero imposible de arreglar pronto, pero Américo tiene el compromiso no solo de reactivar la actividad económica, sino de recomponer las cosas hacia el interior del gobierno.
Los observadores hacen notar que el actual gobierno, color MORENA, adolece de banderas, divisas, compromisos. Faltan definiciones, derroteros, miras.
Como que no ha podido consolidar un gobierno con grupos de colaboradores que atiendan temas específicos. Economía, seguridad pública, empleo, salud, interlocución con la sociedad, son asuntos que no han tenido un manejo exitoso, todavía.
Por supuesto, apenas es el arranque y no se puede incurrir en el error de exigir resultados automáticos, pero la sociedad tiene poca paciencia por las decepciones acumuladas.
Los ciudadanos esperan escuchar un informe gubernamental realista, concreto, tangible, cierto, porque están cansados de las mentiras.
Recordamos que Manuel Cavazos Lerma incluyó en uno de sus informes anuales, el número de viviendas construídas pero por particulares, el INFONAVIT y hasta el FOVISSSTE, pretendiendo adjudicarse el mérito de tales acciones.
El día del informe gubernamental era una fiesta porque ocurría en domingo y todos los caminos conducían a Ciudad Victoria; la clase política se concentraba en la capital del Estado, lo mismo que los dueños del gran capital.
Los periódicos rebosaban de espacios pagados en formas de felicitaciones para el mandatario estatal de turno y se convertían en hogueras de las vanidades, en tanto que el informe propiciaba carnes asadas, cenas privadas, cónclaves y todo tipo de reuniones donde se pactaban acuerdos, se amarraban alianzas, se tejían planes o simplemente se grillaba.
Pero esa parafernalia se ha ido diluyendo, a partir de que se modificó el protocolo, el ceremonial, el evento mismo, pues el Gobernador ya no estaba obligado a comparecer personalmente en sesión plenaria del Congreso local, para rendir su informe.
De unos años a la fecha, el informe es enviado por un propio a la sede legislativa, donde se recibe con fingida solemnidad y el diputado presidente lee un acuse de recibido, con la promesa de que el documento será leído y glosado con profundo interés y respeto.
No se sabe que eso haya ocurrido. Pero recordamos en tiempos de diputados l´enfant terrible como Bruno Alvarez Valdez y Rafael Orozco Domínguez, uno del PARM y otro del PAN, ambos de Nuevo Laredo, que le ponían sabor al caldo en sesiones de informe gubernamental.
Ahora los informes son de bostezo y pestañitas no disimuladas.
En Nuevo Laredo, el gobierno de Carmen Lilia Cantúrosas Villarreal entregó reconocimientos a 13 damas en ocasión de celebrarse el Día Internacional de la Mujer, y las puso como ejemplo para que sus acciones se repliquen, en beneficio de la sociedad.
Señaló Carmen Lilia en su mensaje, que “hacemos este reconocimiento para visualizar y valorar su labor en los diferentes ámbitos de desarrollo; estamos convencidos que el progreso y desarrollo son posibles si cerramos las brechas de desigualdad que limitan el avance de las mujeres”.
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