El choteo de las candidaturas

-Le tiran al cargo más alto, para terminar de regidores

-¿Cómo garantizar la lealtad al partido?

-Morenistas, panistas y priistas sucumben ante el poder

Tiempo de  opinar

Raúl Hernández Morena

En Morena ya se convirtió en un choteo el registro de aspirantes a cargos de elección.

Tan solo este año, para las nueve gubernaturas en  juego, se anotaron 285 aspirantes; en el caso de las 128 senadurías y las 500 diputaciones, se apuntaron 14 mil 500.

Aquí en Tamaulipas, hubo 17 anotados para la senaduría. Hay varias decenas que aspiran a la diputación  federal, las diputaciones locales, cuatro a la presidencia. No sabemos cuántos aspiran a las regidurías, pero en el 2021 se anotaron más de 400.

Hay quienes se anotan para un  cargo, sabiendo que no lo van a obtener, pero esperanzados a obtener un puesto menor. No importa que no queden en la senaduría, si a cambio les dan una diputación federal, o una local, o una regiduría o por lo menos la presidencia de un comité  vecinal.

Morena no puede y  no debe entregar cargos de consolación a los descartados e incluso para el futuro debe ir pensando en que los que se anoten paguen una cuota de entre 50 mil a 100 mil pesos y que lo recaudado se quede para actividades del partido.  De golpe y porrazo se recadarían más de 20 millones de pesos, nada más con los anotados para las regidurías.

Otro tema que deben atender los partidos es la calidad partidista de sus candidatos. Deben asegurarse de postular a candidatos con la camiseta buen puesta y de preferencia que no anden muertos de hambre, para que no cambien de partido con el primer cañonazo de dinero que les ofrezcan,

En el 2018, Ramón Garza Barrios logró con sus  votos  hacer reidores a Juan Manuel Flores, Adriana Contreras, Sergio Ojeda y Gabriela Regalado y a las pocas semanas los cuatro ya eran panistas declarados. El primero llegó al extremo de ofrecer su salario si Francisco García Cabeza de Vaca era candidato presidencial.

Adriana y Gaby aceptaron ser candidatas a diputadas locales, impulsadas por el alcalde Enrique Rivas, que además  financió sus campañas, convencido de que arrasaría en las urnas,  y terminó arrasado.

Pero si en el 2018 esa fue la suerte de Morena, en el 2021 lo mismo le ocurrió  al PAN.  El PAN  llegó con 5  regidores de minoría y con el paso de los meses, tres se le voltearon a loa azules y solo permanecieron fieles Samanta Bulás y Daniel Treviño, que ante la superioridad numérica con que los rebasa Morena, prefirieron convertirse en unos  muebles. No  debaten, no confrontan, ni  pío dicen.

Hasta el PRI  se desencantó de su regidor Viviano Vázquez que resultó más morenista que los de Morena.

En 1983, Antonio Arredondo y Leopoldo Ortiz,  resultaron electo los primeros dos regidores de minoría del PAN y ambos se negaron a asumir sus cargos, en protesta por el mega-fraude que orquestó el PRI para hacer  ganar a Ricardo de Hoyos y Pedro Pérez Ibarra, alcalde y diputado local, respectivamente.

Eran tiempos en que el  honor y la decencia  existían.

Va a ser casi imposible que los partidos encuentren candidatos decentes que no cambien de siglas, ante el primer guiño que se les  haga desde el poder.

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