-La acusan de desvíos cuando estuvo en Bienestar Social
-Entre 500 a 1000 millones
-Fue rencorosa y vengativa
-Con la caída de Mario Monroy, se abre esperanza de castigo
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Raúl Hernández Moreno
Mario Gómez Monroy, ex secretario de educación en el sexenio del siniestro Francisco Gómez Monroy, fue vinculado a proceso por un juez de control, por el presunto desvío de 8 millones de pesos.
Ojo, no está sentenciado, ni siquiera detenido, apenas lo van a enjuiciar, pero es un avance en la búsqueda de la justicia ante los brutales abusos en que incurrió el ex gobernador y su pandilla, que se creían dueños de Tamaulipas.
Pero no es el único ex secretario al que la justicia ha llamado a cuentas. La titular de la Consejería Jurídica en Tamaulipas, Tania Contreras López, dice que se han presentado 57 denuncias por corrupción, en las que están involucrados ocho ex secretarios.
Uno de ellos es, ni más ni menos, que la neolaredense Yahleel Abdala Carmona, que fue titular de la Secretaría de Bienestar Social durante el último año del sexenio de Cabeza de Vaca, y a quien la actual administración estatal acusa de desvíos que van de los 500 a los 1000 millones de pesos.
Yahleel tendrá que responder, en su momento, a los señalamientos, no con estridencias, sino con argumentos sólidos.
Yahleel recibió esa posición como premio de consolación, luego de ser derrotada en las urnas, al competir por la presidencia municipal con Carmen Lilia Canturosas.
Fue una elección son derroche de recursos. Se estima que el PAN gasto más de 200 millones de pesos, cuando el tope era de menos de 17.
No solo perdió en las urnas. Carmen Lilia tuvo que derrotarla en el Tribunal Estatal Electoral, ante la Sala 2 del Tribunal Federal Electoral, ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Yahleel y el PAN no solo impugnaron; ante cada instancia, desde el poder estatal y municipal, presumieron que tenían compradas a las autoridades electorales y con cinismo, alertaron que ganarían en una mesa de negociación lo que no habían ganado en las urnas.
Todo se acabó la noche del el 30 de septiembre de 2021, con el fallo definitivo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, validando la voluntad de los ciudadanos de Nuevo Laredo.
Con la derrota final, Yahleel fue nombrada Secretaria de Bienestar Social y como revancha, ordenó, en diciembre de 2021, despojar al gobierno de Carmen Lilia de seis centros comunitarios.
El personal municipal que laboraba en los centros comunitarios fue amedrentado con el uso de la policía estatal y luego se interpuso una denuncia penal en contra de la entonces Secretaria Municipal de Bienestar Social, Leticia Meneses, que tuvo que sacar un amparo para protegerse.
Durante el último año del sexenio cabecista, Cabeza de Vaca y Yahleel actuaron como si Nuevo Laredo fuese dos ciudades, en una estaban hacinados los morenistas y en otra los cabecistas.
Cabeza de Vaca vino a inaugurar obras hechas con recursos del Fideicomiso del Puente III y no tuvo la educación de invitar a Carmen Lilia. Pero además, Yahleel encargó instalar anuncios dando cuenta que eran obras estatales.
Antes de eso, el gobierno de Enrique Rivas recibió obras ejecutadas con recursos federales, que abandonó, por ser precisamente de orden federal.
Yahleel le hizo mucho daño a Nuevo Laredo, de la mano del PAN. Fue ella la que abanderó el despojo de uno de los cuerpos de la carretera de la Garita del Km. 26 a La Gloria, para construir una autopista de pago.
A cambio ofreció que el único cuerpo de la carretera libre que quedaría sería ampliado y sería el equivalente a una autopista. Todo fue un engaño, que además no estaba contemplado en el proyecto de construcción.
Hoy Carmen Lilia culpó a Yahleel de estar atrás de la denuncia que por presuntos delitos electorales, se armó en su contra desde la Secretaría de Bienestar Social y que fue desechada por un juez de control.
La persecución judicial y política contra Carmen Lilia por parte de Cabeza de Vaca fue brutal. Además, de despojar al Municipio de ocho centros comunitarios, se le sometió a una auditoría con el uso de la fuerza pública y se giró una orden de aprehensión contra ella y los alcaldes de Reynosa y Victoria.
Ni Cabeza ni Yahleel superaron la derrota electoral del 2021, ni la del 2022, ni la del 2023, ni la que viene en el 2024. No les cabe en la cabeza que los tamaulipecos se cansaron –como decían los panistas en el 2016- “de tanta pinche transa”.
Cabeza y Yahleel le hicieron y le siguen haciendo mucho daño al PAN, pero también al PRI, partidos que están sometidos al dominio de ambos personajes. Ambos buscan colocar a los candidatos en la siguiente elección, sin importar el daño que hagan. Lo que quieren es poder, poder del que cada vez están más alejados.