CIUDAD DE MEXICO. – Uno de los últimos políticos de la pasada era Porfirio Muñoz falleció el domingo.
A los 89 años, su familia difundió la noticia, causó tristeza por indicando que será recordado por sus aportes a la vida nacional.
Nacido en Ciudad de México, tuvo una de las trayectorias políticas más floridas. Militó en el PRI y fundó el Partido de la Revolución Democrática (PRD) junto con Cuauhtémoc Cárdenas en 1989, tras la llamada caída del sistema, un controvertido colapso informático del sistema electoral del que resultó victorioso el candidato del oficialismo, el priista Carlos Salinas de Gortari. Ese evento marcó el nacimiento de un pujante movimiento de izquierda en México, con Cárdenas y Muñoz Ledo a la cabeza. Voceros de todos los partidos han lamentado la muerte de un referente en la historia política del país. Las causas de su fallecimiento no han sido esclarecidas. Estaba a pocos días de cumplir 90 años.
Abogado y politólogo, Muñoz Ledo tuvo un rol clave en la creación del Instituto Federal Electoral (IFE), que significó arrebatar al Gobierno el control del aparato electoral y su traslado a un órgano autónomo y ciudadano. Fue diputado y senador, y legislador constituyente del Congreso que transformó el Distrito Federal en Ciudad de México, otra de las reformas de las instituciones a las que aportó su liderazgo.
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Muñoz Ledo fue candidato presidencial en el año 2000 por el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, aunque finalmente declinó y apoyó la causa del conservador Vicente Fox, del PAN, una decisión que le valió fuertes críticas desde el movimiento izquierdista. En el sexenio foxista fue embajador ante la Unión Europea y la Unesco.
En 2006 retomó el sendero de la izquierda y acompañó a Andrés Manuel López Obrador en su primer intento por llegar a la Presidencia de la República. La acometida no prosperó, ante lo que López Obrador siempre ha considerado un fraude electoral que aupó al poder al panista Felipe Calderón (2006-2012).
La relación de Muñoz Ledo y López Obrador, dos pesos pesados en la izquierda contemporánea, fue siempre crítica, nunca subordinada. Muñoz Ledo reconocía que uno de sus mayores anhelos era colocarle la banda presidencial a López Obrador, lo que logró en 2018, cuando el nuevo partido de referencia, Morena, llevó al movimiento progresista por fin al Gobierno: López Obrador se convirtió en presidente de la República y Muñoz Ledo en líder de la Cámara de Diputados.
Ya en el poder, la relación entre ambos atravesó varias crisis. Muñoz Ledo, que intentó volverse dirigente de Morena, sin lograrlo, se apartó de varias decisiones del Gobierno y del partido, como el intento de reforma para convertir la Guardia Nacional en un apéndice del Ejército. En una de sus últimas declaraciones a medios, señaló que el modelo republicano de separación de poderes había sido amenazado por la Administración de López Obrador, a la que de paso calificó de catastrófica. “Con varios amigos he convenido que el Gobierno de López Obrador fue un engaño, porque se nos presentó como un Gobierno progresista y en realidad es un Gobierno de derecha”, dijo a Reforma en mayo.
López Obrador ha hecho a un lado los últimos disensos y ha publicado en Twitter sus condolencias. “Lamento el fallecimiento de Porfirio Muñoz Ledo, con quien por mucho tiempo tuve coincidencias. Las discrepancias recientes no borran los buenos y largos momentos de amistad y compañerismo; mucho menos su legado político. Abrazo a sus familiares y amigos”, ha escrito. Muñoz Ledo fue un político total, por cuya vida transcurrieron las distintas épocas que atravesó el país. Mientras estudiaba la licenciatura en Derecho en la UNAM, a comienzos de la década de 1950, fue auxiliar de prensa de la extinta Secretaría de Bienes Nacionales (1950-1953). Finalizaba el sexenio de Miguel Alemán. Luego fue asesor técnico de la Presidencia de Adolfo López Mateos