La histeria de la modernidad..
Evaristo Benítez Castro.
¿Se ha dado usted cuenta de que en la vida moderna caemos en situaciones de histeria para poder superar los retos cotidianos?.
En efecto veamos la definición de histeria: «es un estado pasajero de excitación nerviosa, producido a consecuencia de una situación anómala».
Mi teoría es que son las teclas, botones y engranes los culpables de la histeria pero siempre provocado por la modernidad inevitable pues la empresas que otorgan bienes y servicios, cada día despiden personal (para incrementar su rentabilidad) y son sustituido por máquinas que carecen de capacidad de huelga o de cualquier acción de protesta laboral ínfima.
Los recibos de consumo de luz y teléfono, por ejemplo, ya no se pagan en la ventanilla de las correspondientes empresas que otorgan el servicio; son cajeros automáticos los que recepcionan el pago y dichas máquinas se activan por botones o teclas .
El manejo de sus cuentas bancarias ya poco tienen servicio personalizado; las sucursales tienen cajeros automáticos o trámites en línea que se activan mediante claves y números: el NIP (número de identificación personal) para acceder a los saldos, movimientos y disposiciones en efectivo, pero antes introducir en la máquina respectiva los 16 números de su tarjeta de crédito, de débito o de consumo de una empresa en específico.
Sus impuestos se pagan en línea y en línea le llegan sus multas y llamadas de atención; igual las inscripciones y cuotas escolares, lo mismo que fraudes, agandayes, extorsiones y pirateo de cuentas personales: son las máquinas con sus teclas y botones los que lo meten en líos.
Sólo son pequeños ejemplos; suena a tragedia pero es la realidad simple y llana: la rentabilidad empresarial conlleva un trato con las máquinas que desplazan la actividad humana en aras de obtener mayores beneficios empresariales, aún si se tratase de empresas estatales.
Pero así es el abarrote; mi reflexión nació hoy, al enterarme que los más de 1400 empleados sindicalizados del municipio de Victoria Tamaulipas recibieron del patrón una tarjeta plástica en sustitución de los quincenales vales de despensa.
Tendrán que activarla, consultar su saldo y gastar lo consecuente; me recordó la manera de cobrar las «pensiones» de los programas asistenciales del presidente AMLO; o sea mediante tarjeta plástica disponer del correspondiente efectivo: mediante botones y teclas que pueden provocar la histeria personalizada.
No deseamos confundir al amigo lector; aquí no estamos rechazando las estrategias modernas para agilizar y transparentar los trámites de los servicios o beneficios de los programas de los diferentes órdenes de gobierno.
Señalamos con toda claridad los obstáculos que enfrentan los usuarios o beneficiarios de los mismos, conceptualizados en términos generales.
Yo he visto a mis compañeritos de la tercera edad asustados frente al cajero automático en las sucursales bancarias, sin saber como teclear la máquina para obtener el dinero que les autorizó el presidente AMLO (sesenta y cinco y más).
De hecho mujeres jóvenes están atentas observándolos en los cubículos donde se encuentran los cajeros, para asistirlos y cobrarles un «apoyo» por su auxilio. Y no es invento.
Total que la histeria que trae consigo vivir en estos tiempos no es un asunto menor; y ya no hablemos de inseguridad, desempleo etcétera.
Nó; me refiero a la histeria provocada por los botones y teclas que han deshumanizado el trato con los clientes en particular y sus ciudadanos en general. Es el costo de vivir en el siglo XXI; claro salvo su mejor opinión amable lector.
Cd. Victoria Tamaulipas. Jueves 16 de Febrero de 2023. Evaristo Benítez Castro en Faena en Canal.